Blanco, negro y gris. Cualquier de estos colores tienen el mismo valor, más allá de ciertas teorías pictóricas. Por ende, en la vida no solo existen afirmaciones y negaciones: también hay problemas… o grises. Es el caso del té verde pues, para ser sinceros, el título es caprichoso: en realidad, el enunciado debiera decir “Té verde, mitos y realidades”.
Es verdad, como profesionales de la naturopatía sostienen, que el té verde ayuda a agilizar el metabolismo y bajar de peso; también sirve para calmar los nervios gracias a su esencia y, de hecho, hasta está recomendado para bajar el colesterol. Pero, por otra parte, el té verde no quema grasa, tampoco salva el índice de colesterol ni mucho menos hace desaparecer el estrés.
En la medicina pareciera ocurrir el problema que antes afirmábamos: no hay grises. Y, si bien la mayoría de las veces, la ciencia presenta respuestas absolutas, a veces se queda a mitad de camino.
Sigamos profundizando el concepto en base al té verde…
- No aumenta el ritmo cardíaco.
-Estimula la termogénesis y la oxidación de las grasas.
-Produce un aumento significativo (4%) en el gasto diario de energía.
Como vemos el té verde ayuda… solo si, antes, nos ayudamos a nosotros mismos.
via.sobretodosalud.
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