Agua fría para un cuerpo firme y tonificado o agua caliente para relajarte y dejar que los productos penetren ¿Qué ducha prefieres?.
Ducha caliente: para relajate y aplicarte tu tratamiento
* Exfolia tu piel para que absorba bien los beneficios del tratamiento posterior. Con la piel sin impurezas, deja correr el agua caliente y que el vapor inunde la estancia.
* Aplica una mascarilla adecuada a tu tipo de piel. El vapor abrirá el poro dejando el cutis en las mejores condiciones de receptividad para asimilar los principios activos.
* Para relajarte, deja que caiga sobre las vértebras cervicales agua tibia y que, poco a poco, vaya saliendo más caliente. No te aclares con agua fría, seca suavemente tu piel y reposa acostada o sentada
Ducha fría: tonifica y da firmeza
* Empieza con agua tibia y acaba con un buen chorro de agua fría. Puedes incluso focalizarlo a presión sobre las zonas con celulitis para movilizar la grasas, que es una práctica habitual en los centros de talasoterapia y se conoce como chorro subacuático.
* Asímismo, el pecho se verá beneficiado si eres capaz de darte un masaje en movimientos circulares con el agua de la ducha lo más fría que aguantes.
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