El sentido común dicta que las mujeres amamos a los chicos con músculos. Sin embargo, la nueva investigación sugiere que ya abandonamos los bíceps y la quijada cuadrada hace mucho tiempo, y ahora preferimos cualidades como la lealtad y la generosidad. En otras palabras, si tienen un cuerpo asombroso ya no nos importa tanto.
La investigación que se llevó a cabo en la Universidad de Tennessee-Knoxville y se publica en PNAS, utiliza modelos matemáticos para llegar saber información de cuando los humanos comenzaron a vivir en relaciones monógamas. El estudio sugiere que la preferencia por los hombres débiles (macho beta) se inició mucho antes de lo sospechado. De hecho, comenzaron a ser un éxito con las damas, no mucho después de que los seres humanos empezaron a vivir en grandes grupos sociales.
Cuando los humanos empezaron a vivir en estos grupos, los machos alfa eran claramente dominantes. Pero con el tiempo, los machos beta se dieron cuenta de que tenían que desarrollar estrategias a fin de asegurar una relación. Su solución fue dedicarse a una sola mujer a diferencia de los machos alfa que aún continúan teniendo múltiples pareja. A fin de cuentas, la investigación sugiere que las mujeres rápidamente se convencieron que era mejor la idea de un socio comprometido y generoso sobre la de una más fuerte y promiscuo.
Así, mientras que las mujeres pueden encontrar a los hombres musculosos atractivos, a largo plazo preferirán a los débiles.
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